La Garçonnière resume en francés, lo que sería en español un pequeño apartamento para soltero masculino. Esta tipología de vivienda propia de un entorno urbano, vio la luz en las grandes capitales europeas de comienzo del siglo XX donde la riqueza del ocio permitía a algunos privilegiados, tener espacios reservados al libertinaje.
Este espacio íntimo y agradable está situado en el corazón de la capital española, y su propósito es tanto el de poder aislarse solo, o con más gente.
Los materiales utilizados como el vidrio, el acero cromado y el cuero negro transmiten transparencia y amplitud. Los tapices y alfombras de tonos coloridos, ambos de lana de Afganistán, aportan un calor reconfortante al proyecto.
A su vez, el mobiliario fue minuciosamente seleccionado con referencias icónicas como las sillas B34 o la Wassily de Marcel Breuer o también la Nesso de Artemide de Giancarlo Mattioli.